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En esta sección puedes leer sobre las historias detrás de las fotos que he tomado a través de los años y algunas de mis piezas de arte. Una de las cosas que más disfruto de la fotografía, es precisamente el proceso de tomar la foto. ¡A veces, la historia es más interesante que la misma foto! Te comparto aquí lo que he vivido detrás del lente

Una jaula cruel, un Dios amante

  • Foto del escritor: Karenlie
    Karenlie
  • 19 ene 2018
  • 6 Min. de lectura

Hace unos años, visité un refugio de animales no muy lejos de mi casa. En realidad, el sitio daba pena. Vi algo que me provocó mucha tristeza. Había una jaula con una pobre leona adentro. Era una jaula circular, bastante pequeña. Lo que lo hacía intolerable, era que la jaula estaba ubicada dentro de un área donde habían venados y otros animales similares corriendo libremente. La pobre leona miraba los venados paseando alrededor de su jaula y se preparaba para atacarlos. Obviamente, no podía hacer nada porque la jaula la encerraba. Para mí, era una crueldad que la tuvieran allí encerrada.

Veía como todo el cuerpo de la leona se preparaba para el ataque. Contraía sus músculos y como que se achicaba, preparándose para soltarse como resorte al momento indicado. Se quedaba quieta, observando todo, planificando su salto; hasta podía imaginar su boca salivando. El hecho de que estuviera en una jaula, no le quitaba sus instintos de leona. Me preguntaba cuánto tiempo llevaría la leona viviendo en esa jaula. Me quedé triste cuando salí de allí, pero al poco tiempo olvidé ese incidente. (La foto de arriba fue de ese día. Esta era otra jaula y otra leona, pero pueden ver a qué me refiero).

Hace unos meses, durante el devocional del culto en mi iglesia, Dios volvió a traer esta imagen a mi mente. Le cantaba al Señor en medio de un quebranto muy profundo. Le confesaba al Señor que me sentía como aquella leona, encerrada en una jaula. Que llevaba años viviendo de esa forma: lista, preparándome para "atacar", para usar los instintos y habilidades innatas que Él me había dado. Dispuesta y anhelando, mientras a mi alrededor pasaban oportunidades, sueños, personas que sí lograban sus metas, y que desde afuera, parecían estar viviendo en su destino ideal. Yo, por otro lado, por más que intentaba, me sentía atrapada. Me sentía limitada y resignada a vivir una vida de anhelar ser lo que me Él me diseñó para ser, pero incapaz de lograrlo.

De momento, empecé a ver como un tipo de película en mi mente. Me veía a mí misma corriendo por un campo de gramas altas y secas, como las que se ven en África. Pero era como si yo fuera una leona, corriendo libre y velozmente, con el viento acariciando mi cuerpo. Lloraba conmovida porque sentía como si Dios me dijera, "Yo no te creé para que vivas atrapada. Vine a darte libertad, vine a abrir tu jaula para que corras en pos de mí. Para que seas todo lo que yo diseñé que fueras. Te estoy sacando de tu jaula". (Foto: ArvoMont.com)

Fue un momento muy breve, pero bien restaurador. Ahí, en medio de miles de personas, sabía que Dios me estaba ministrando aliento. Me estaba infundiendo paz y esperanza. No fue como varita mágica tampoco, pues a veces salir de un valle toma mucho tiempo. Pero fue una lección. Una de muchas que iría viviendo durante este año. Lecciones que de alguna forma se alineaban perfectamente con experiencias pasadas, que parecían asuntos no relacionados, cuando la verdad era que Dios las permitía porque las iba a usar más adelante para enseñarme algo. ¡Qué gran Maestro el que servimos! Creo que a través de esta experiencia Dios me enseñó (y me sigue enseñando) muchas verdades. Aquí les comparto algunas:

1- Dios no nos juega chistes crueles. Él no se deleita en vernos atrapados y sufriendo. Él vino a darnos libertad. VERDADERA libertad. A veces el quebranto, el dolor y la espera nos hacen sentir como si Él retuviera el bien de nosotros y hasta dudamos de su amor y bondad. Le adjudicamos a Dios características humanas por nuestras malas experiencias con otras personas. Pensamos que nos dejará porque otros nos han abandonado. Pensamos que se cansará de bendecirnos porque ya nos ha dado tanto que se le agotará la bolsa de regalos, como si fuera algún tipo de genio en una botella o Santa Claus. Que se cansa de escucharnos y nos olvida, como los amigos que se alejan de uno en medio de las peores tormentas. Que no nos ama porque no somos "amables", y así por el estilo. Sin embargo, su bondad no deja de ser cierta porque pasemos por tribulaciones. Él nos dijo que en el mundo tendríamos aflicciones, pero que confiáramos, porque Él ha vencido al mundo. Su amor no está condicionado. Él ES AMOR. ¡Piensa en eso! Él no es como nosotros, él es luz, en él NO hay tinieblas (ver 1ra de Juan). Él es constante cuando nosotros somos inconstantes.

2- En ocasiones, lo que parece una jaula, puede ser una prueba para que nuestra fe sea purificada, para que quitemos las impurezas de nuestras vidas, los ídolos y la incredulidad. Una de las cosas que más necesito aprender es a no basar mi fe de acuerdo a mis circunstancias. A creerle cuando "hiede ya, porque es de cuatro días" (Jn.11:39). A creer que aún ante la misma muerte, él puede traer vida. A creer que él cumplirá su propósito en mí...a acercarme a Dios "creyendo que le hay, y que es galardonador de los que le buscan" (Heb.11:6).

3- Estar "encarcelados" puede ayudarnos a agradecer más la libertad y las cosas que parecen ordinarias en un mundo donde la norma es nunca estar satisfecho. Cuando sufrimos, abrimos nuestro corazón en compasión por aquellos que están pasando por situaciones peores. Nos enfermamos y nos damos cuenta cuán privilegiados somos de tener buena salud. A veces, hasta un pequeño golpe en el lugar menos oportuno de la lengua (justo donde raspa con los dientes cada vez que tragas) es suficiente para agradecerle a Dios por los días donde nada nos duele. Recordamos a los mártires de la fe, a Pablo preso por años, a los discípulos perseguidos y apedreados, a aquellos que murieron sin ver lo que esperaban pero sin negar la fe (Heb.11). Volvemos a vernos en justa perspectiva y recordamos la soberanía de nuestro Dios y su misericordia y gracia para tornar todas las cosas para nuestro bien de una forma u otra (Rom.8).

4- Un "retraso" no significa que nunca llegará tu respuesta. Pero creo que Dios anhela que nuestro corazón decida alabarle, honrarle y confiar, aún cuando lo que nos quede sea un granito de fe. En esas sequías y hambrunas que pasamos, aprendemos que ciertamente, como dijo Jesús, "No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mt.4:4). Es ahí donde aprendemos que sin Su palabra no podemos vivir. Experimentamos el poder de que unas palabras escritas hace miles de años nos restauren, nos vivifiquen, nos llenen de vida y nos abran la jaula y nuestras prisiones. Entonces, solo entonces, podemos andar en Su libertad, podemos correr tras Él con pasión, con entrega. No mirando la cárcel, sino a nuestro libertador.

"Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes". Sal. 40:17

5- La Palabra de Dios es verdadero alimento y libertad. Para este post, no podía elegir un pasaje en particular. Son tantos los pasajes que han sido "pan" para mi este año, que es casi imposible escoger solo uno. No me deja de impresionar cómo Dios nos ministra a cada uno individualmente a través de Su palabra, que es "viva y eficaz" (Heb.4:12). Si te hayas en una prisión o una jaula, te exhorto a que comas de Su palabra como si tu vida dependiese de ello. Que aunque no tengas ganas, leas la Biblia, porque ella dará vida a tu alma y te sustentará cada día. Te darás cuenta que solo Cristo tiene "palabras de vida eterna" (Jn.6:68). ¡Podrías leer todos los libros de auto-ayuda del mundo y todavía vivir con hambre y sed. Solo la Palabra de Dios tiene el poder verdadero de transformar y saciar tu vida! Jesús vino a cumplir lo que Isaías profetizó hace miles de años:

"El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me

ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas

a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón,

a publicar libertad a los cautivos, y a los presos

apertura de la cárcel..." Is. 61:1(negrillas mías)

¡Es tiempo de salir de tu jaula y correr, libre para ser todo lo que Él diseñó que fueras!

Aquí les comparto esta canción que ha significado mucho en mi vida.

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