Hace muchos años, tuve la oportunidad de visitar una de las islas más hermosas que hay en el caribe, Isla de Mona. Llevaba años queriendo explorar esta isla, y mi abuelo me llevó con su grupo de niños escuchas. Cuando llegamos a la isla, después de como cinco o seis horas en el mar, me topé con una roca gigantesca al lado del muelle. Al acercarme, vi a este cobito escalando con mucha determinación. Había muchos otros cobitos en la piedra, pero todos estaban metidos en sus caparazones, escondidos en los hoyitos en la piedra. Honestamente, ¡sentí amor por este cobito luchador! Me dieron ganas de animarle, "Sube, cobito, sube, ¡tú puedes!" En ese momento pensé que si yo, siendo humana, pude sentir tanto cariño por este pequeño crustáceo, ¡cuánto más amor debía sentir Dios por mí! Muchas veces me he sentido como ese cobito, que estoy luchando arduamente por subir, por alcanzar mis metas, aún cuando lo más fácil sería esconderme en un hoyo y no salir de mi caparazón. A veces es un proceso solitario, pero yo sé que si lo intento, aún si fallo, Dios me sustentará. Mi deseo fue ayudar a ese cobito a subir aún más alto, porque veía el esfuerzo que estaba haciendo. Pienso que de la misma forma, Dios ve nuestros esfuerzos y nos da aliento y recursos para llegar a nuestro destino. No te canses, no te quedes en lo cómodo y familiar, atrévete a escalar y subir más alto. A lo mejor te espera una gran vista en la cima.
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En esta sección puedes leer sobre las historias detrás de las fotos que he tomado a través de los años y algunas de mis piezas de arte. Una de las cosas que más disfruto de la fotografía, es precisamente el proceso de tomar la foto. ¡A veces, la historia es más interesante que la misma foto! Te comparto aquí lo que he vivido detrás del lente.
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